domingo, 2 de marzo de 2008

Ella / Eso - Cuota Nº 1

Sras. y Sres.: Comienza la cabalgata vivida por una muchacha impresionante y un pibe impresionable.
Será una recorrida en cuotas, para no cansarnos.
Así que solo resta decir: ¡Bienvenidos y... cuidado con los pozos!
ELLA / ESO - 1° Cuota
Ella me hizo vibrar desde un principio.
Tenía su cuerpo recostado contra el marco de la puerta del departamento de Daniel esa tarde de noviembre que yo llegaba desde el pueblo.
Desde el ascensor podía divisar su increíble longitud, que iba desde la cabeza a los pies... cual tótem sagrado, pero de espaldas. Al cerrar la reja ella giró un poco la cabeza y sin dejar de prestar atención a lo que decía su interlocutor, me vio por el rabillo. Supongo yo, ya que no se lo que es un “rabillo”.
Tal vez sea un rabo pequeño, pero ese no es el caso de ella. A lo largo de su mencionada longitud, me encontré a mitad de camino aproximadamente, con una “rotonda interminable”, que me dio por pensar en un caos de tránsito por su culpa.
Entiendo que las líneas de su cuerpo seguramente fueron las de los colectivos de larga distancia. De ser posible hubiera comprado un pasaje a toda la región en ese preciso instante. Pero...
Sostuve con firmeza mi valijón (resultado de un huracán de ropas, artículos de higiene personal y 159 currículum vitae... más una cucharadita de ilusiones). Me encaminé hacia la puerta de mi primo, que estaba casi al fondo del pasillo con paso no muy firme que digamos pues calzaba las botas de mamá. Noviembre había venido bastante lluvioso y mi madre no permitiría que su hijito preferido (el único, en realidad) se resfriara un poquito siquiera.
Al llegar a toda esa presencia con mi mejor vocecilla de jilguero con anginas saludé con un lamentable “Buen día” y solicite su permiso para ingresar. Mi cara imagino ha de haber reflejado el estupor, cuando su cuerpo dejó esa postura descansada para erguirse totalmente y tornarse aun más impresionante su presencia.
Vestía una remera blanca con la publicidad de un cemento rápido, algo ajustada según me percate, a la altura de sus senos (que estaban a mi altura); un jean nevado unos talles menores a lo recomendado para el caso y una botas color pardo con taco potente.
Allí se produjo el suceso que aun hoy recuerdo y es imborrable, ya que me impactó sobremanera: me habló.
- Bueno... pasá! – dijo. Su voz golpeó mis oídos como si los hubiera escupido una llama. Porque fue contundente y me resultó entre desagradable y refrescante. Al primer “golpe de oído” por lo sensual y candente me hizo recordar a Alfredo Zitarrosa.
Banda de sonido recomendada: "Bubamara (Vivaldi Version)" - Emir Kusturica & The No Smoking Orchestra / "Como un jazmín del país" - Washington Benavídez / Carlos Benavídez por Alfredo Zitarrosa.

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