viernes, 22 de enero de 2010

Recontra... ¡genética!

-¡Pero que buena está tu hermana, Corto! –dijo Tony con total naturalidad.
-¿Ahá? –fue toda respuesta que emitió el interminable amigo.
Cualquiera que ve a este muchacho se tomaría algún tiempo prudencial antes de molestarlo con una pregunta siquiera. Se puede decir que en su cuerpo “El Todo” son dos palabras que abarcan su longitud.
-... si si si! –agregó el insignificante acompañante – Es más: te puedo decir que su “buenura” crece año a año en un 23 % aproximadamente. Te lo digo con conocimiento de causa, ya que te la vengo “relojeando” desde hace años...-.
-...
-... y puedo decirte también que tengo realizado un estudio físico que determina que se va a terminar de poner “recontrabuena” cuando cumpla los 20 años. Así que la voy a esperar a la mocosita ¡Jeje! –apuntó frotándose las manos y mordiendo su labio inferior.
Corto prosiguió su caminata diaria, cruzando la calle en la esquina del supermercado del sanjuanino.


Tony apuró su paso para alcanzarlo justo en el puente peatonal y continuó pregonando sus conocimientos.
-Y te digo más: ¡esa nena sale a tu mamá! –esbozando una sonrisa bellaca –No hay con qué darle, che. La genética todo lo puede. Porque hay que decir lo que es: una señora como tu mamá no se ve todos los días ¡Je!
Al llegar a la avenida el silencioso amigo se detuvo, esperando el corte del flujo de tránsito y ató sus cordones. Hurgó en uno de los bolsillos de su campera y sacó una goma de mascar dietética.
-... con decirte que cuando éramos chicos e iba a tu casa a tomar la leche no podía dejar de mirarla, con todo respeto, claro. Pero que bien le quedaba el delantal aquel de las frutas, porque el volumen de las sandías era tan... tann... “adecuado” ¡Jajaja! –soltando una carcajada que se intensificó paso a paso.
Al llegar a la plaza Corto comenzó a trotar zigzagueando entre los árboles. Tony lo acompañó desde las callejuelas, hablando.
-Pero ya te lo dije: Es la genética, qué va’cé’. Porque mirando bien a tu abuela Coca salta a la luz a quien salen esos dos bombones. Una señora que supo ser de lo mejor del barrio, Doña Coca. Me acuerdo cuando íbamos a buscar membrillos a las plantas del patio de atrás de la casa y desde arriba le veía el escote. ¡Qué maravilla esos... membrillos! Y todavía se mantiene en carrera ¡Jejeje!
Al llegar a una de las esquinas, se unieron en el trote por la diagonal de la plaza, hacia el monumento a Don José.
-¡Ah, Cortito, me olvidaba! –mirando a su longitudinario amigo directamente al rostro –Me tenés que prestar 300 pesos para este sábado, porque voy a compr... ¡¡¡TRAK!!!
Un tremendo codazo en medio del hocico del charlatán extirpó cualquier sonido parecido a una palabra, proviniendo de un muy serio Corto. Desde las alturas contempló a un muy desparramado Tony, que pasados unos segundos de sorpresa y más dolor, atinó a preguntar:
-¿¿¿Qudoeigtejojó???
La respuesta llegó desde su tranquilo amigo, pausadamente:
-“Te puedo decir” que yo, al igual que el marido de “una señora que no se ve todos los días” (mi papá Coco) y el marido de “la señora que supo ser de lo mejor del barrio” (mi abuelo Jaime), soy “rebueno” pero extremadamente recto en lo que respecta a las deudas contraídas con amigos. Y “hay que decir lo que es”: soy “recontramemorioso” y por lo que recuerdo todavía me debés 250 pesos del mes pasado que prometiste devolver hace 15 días atrás –terminó, retomando su ejercicio.
Al llegar al monumento central, giró sin detener su marcha y agregó:
- “Qué va’cé’... ¡es la genética!”.
Recommended Soundtrack: "Walk On The Wild Side", Lou Reed.

viernes, 8 de enero de 2010