martes, 29 de abril de 2008

Loco de Amor (1er. giro)

El viejo ciruelo que sobrevive a un lado de la casa les da la sombra necesaria por estos días de primavera.
El mate va y viene sin pausas, siguiendo el ritmo de la conversación.
- ¡Te digo que es loco! –dice Norberto muy seguro de sus palabras.
- No puede ser... –lo contradice Coco –
Te lo reconozco: es raro! Pero loco, no.
- Mirá: desde que tengo uso de razón este tipo andaba por la calle, con algún cable medio pelado. Me acuerdo que con los chicos lo seguíamos y le hinchábamos las bolas porque vivía en el caserón de la avenida, cerca del correo. ¿No te acordás?
-
Si, si. Pero... con eso qué?
- ¡Que ya se notaba que había sido “arrancado verde”! Me acuerdo que íbamos todas las tardes a golpearle la puerta y nos escondíamos detrás de las ligustrinas. Le gritábamos cosas... ya ni me acuerdo qué. Éramos unos borregos de porquería –Norberto aplaca un poco sus ánimos. Siente culpa –
Pobre loco..., él ni se mosqueaba.

Como todos los sábados se juntan a tomar unos verdes. Son vecinos desde hace más de 10 años.
En las mateadas los temas tratados son diversos. Se apasionan especialmente cuando gira la pelota, ya sea de fútbol o del gobierno de turno.
Tremendas discusiones suelen tener cuando se habla de política; más que con el deporte de las multitudes. Vienen de familias de tradición partidaria opuesta. Pero eso no hace que se resquebraje la relación. Al contrario.
La planta de Coco los cobija cada sábado desde que este enviudó, a mediados de los 90’s. El otro es un divorciado con una poderosa negación a cualquier tipo de relación. “Las minas son pa’cagadas” sostiene cada vez que se habla del tema. Dos solitarios aceptando su situación.

- Qué se yo... Observalo ahora ¿Qué está haciendo? –pregunta Coco fijando su mirada en la vereda de enfrente.
- ¿Será una nueva parada? –responde preguntando su amigo.
Ambos ven que está sentado en el umbral del ventanal de la vieja funeraria (cerrada hace años), inmóvil.

Al igual que todos los fines de semana, lleva puesto su antiquísimo traje a cuadros, impecable; y la corbata verde musgo.
- Pensar que el loco “Solapa” supo tener sus buenos mangos... –agrega Norberto.
-
Aha... Pero de un día para el otro, se despojó de todo. ¿Te acordás el Rambler que tenía? Dicen que se lo regaló a un sobrino o algo así. Era un 0 km... ¿te imaginás lo que era por aquellos años...?
-
Che... ¿estará jubilado este? ¿Qué hacía?
- Me parece que era municipal. Pero no estoy seguro. Viste que no se trata con nadie –Coco abandona la pava en el piso. El mate sigue en sus manos.
-
No... y nadie sabe mucho más de él.

En ese momento, el observado se pone de pie, prende el último botón de su saco y se encamina hacia los dos vecinos.

Inmensa es la sorpresa de estos al ver que en un ademán que bien podría ser de un caballero de la vieja escuela, el loco “Solapa” abre la tranquerita de madera, acceso a la propiedad de Coco.
Al detenerse a un par de metros de los boquiabiertos, carraspea y con un notable vozarrón algo dispar a la apariencia de este hombre mayor dice:
-
Disculpen... ¿puedo hacerles una consulta?
Ninguno de los dos atina a responder. ¡Acaban de conocer la voz del loco “Solapa” y no salen del asombro!
El hombre se acomoda el nudo de la corbata.
Observa sonriente las flores del jardín.

Banda de Sonido Recomendada:
Cualquier milonga... por ahora. Este viene con una graaaannnn banda de sonido, que detallaré al final.

domingo, 27 de abril de 2008

Su primera prisión


Recommended Soundtrack: "Cemetery Gates", Pantera ó "Dreamer", Ozzy Osbourne (por G.N. Zabala, para su proyecto "Metal For Babies").

viernes, 25 de abril de 2008

Ella / Eso - Cuota N° 6

Este... muchacho, encuentra nuevamente a la exuberante mujerona y... (viene del 14/04/08)
Logré hallarla una tarde en mi propio pasillo. Yo ya estaba trabajando en un supermercado, de repositor y venía de cumplir mi turno.
Dora estaba arrodillada ante la puerta de nuestro vecino de junto, el rengo. De pronto sentí que mi sangre se enloquecía y ronroneaba por todo el cuerpo.
Desde la escalera (alguien había dejado abierta la rejita del ascensor) la vi radiante.
La puerta del rengo era la última del pasillo. En la pared del fondo había una ventanita que por esas horas del día dejaba pasar una hermosa lucecita que daba algo de vida al lugar (especialmente a la cretona que abandonó la del “A”).
Pude verla trabajando por lo que supuse, a trasluz, lo que causó un efecto inexplicable a mis retinas. Tenía el cuerpo apoyado contra el marco y de espaldas a mí (¡como aquella vez!). Escuché una buena cantidad de insultos destinados a la cerradura que habría quedado trabada por la llave desde adentro.
-¿Trabajando un poquito? –intenté arrancar una conversación al llegar a su lado. Me respondió con una mueca de descontento y un resoplido sin dejar de forcejear.
Y ataqué: -¡Para colmo hace un calor...!
-... lo que pasa que tengo que ir a lo del protólogo y el turno es a las tres y media, vio –llegó de golpe la voz del rengo desde el interior del departamento.
-¡Mire, don! ¿Por qué mejor no se concentra en el trabajo del protrologo ese y me deja a mi con el mío, eh? –se sulfuró ella.
-No, ‘stá bien –respondió desde adentro –yo decía nomá...
-¡No sabía que usted se dedicaba a hacer trabajos tan rudos (“...Qué galán!...”) siendo una muchacha tan...
-¿Tan qué? –me cortó la inspiración.
-...viera uste’el prolemón que tengo. Me tuve que ir a verlo al dotor este... –me salvó el rengo, a quien se escuchaba como si estuviera moviendo algo.
-Eh, viejo! ¿Por qué no deja el traste tranquilo y lo cierra un poquito... al pico? –lo acuchillo, brava –Y vos, que tan qué, me decías? –suavizando un poco el tono.
-... –ya estaba anulado.
-¡Dale, bobina! ¿Qué me decías de que soy una mina tan algo? –perdió lo suavizado del tono.
-... eeeeh... Uy! Está sonando el teléfono de Daniel y seguro que no está. Me voy a atender. Chau –huí despavorido haciendo sonar el llavero.
Nunca tardé tanto para embocar una llave, ni aún cuando estaba atravesado por una tranca terrible durante aquellos fines de semana en el pueblo. Dora se quedó mirándome con una expresión entre desconcertada y de atención, como si quisiera escuchar el inexistente sonar del inexistente teléfono que la compañía le corto a mi primo a los dos meses de conectarlo, por falta de pago. Y celular no tiene, el lauchón.
-¿Te ayudo a vos también con esa puerta? –me dijo, graciosa.
-...je... –emití como leve respuesta y traspasé el umbral. El portazo sonó fuerte, pero por la desesperación que me había invadido.
Desde el pasillo ella, entre carcajadas me gritó:
-Otro día seguimos charlando, piojín!
Yo me quedé pegado a la puerta hasta las 17:20 hs., cuando se fue caminando con el rengo, hablando de turnos perdidos y dolores “posteriores”.


Recommended Soundtrack: “Honeybear”, Yeah Yeah Yeahs.

jueves, 24 de abril de 2008

Eternidad II (Embutido de Amor)

... Cristian Castro”.

Muy lentamente, cerró sus ojos... eructó... y se cagó muriendo.

Junto a un último bombazo de sangre que mandó el corazón al cuerpo de la enamorada, una furia repentina la puso de pie.
Se arrancó la katana que él introdujera tan amablemente en sus achuras y con lo que podría definirse como una tremenda calentura, retiró la propia del cuerpo del amado finado.
Comenzó a cortarlo en fetas muy finitas.
Eso fue por los pies; las piernas las cortó en cubitos, el torso en julianas, para terminar afrancesada con la cabeza tipo noisette.
Consideraba que en esta vida había sido buena en la cocina.
Increíbles tartas había preparado a su anciano padre, quien en estallidos de alegría la felicitaba a menudo. La realidad era que el pobre señor prefería la vianda de la pizzería del barrio, pero temía herir los sentimientos de la esforzada cocinera (de plato único).

De su morral tomó, terriblemente debilitada, la picadora de carne casera. Sus deditos hicieron movimientos sufridos para colocar la máquina sobre la rama de un cerezo (hay que tener en cuenta que justo en aquel paraje no había una mesa, que es lo más adecuado para esos casos).
Sin saber cuanto tiempo de vida le quedaba, fue colocando cada trocito de carne de su amado/odiado en la maquina, al tiempo que hacia girar el mecanismo con la manija que a duras penas movía.
Al finalizar la tarea, se colocó el delantal que justo traía en su bolso y procedió a sacarse las medias.
Los piecillos blancos, más blancos que la blanca nieve, y más japoneses que la blanca nieve japonesa no percibieron el frío. Estaba cayendo una helada machaza. Por suerte sus caballos no estaban sufriendo: la yegua recibía de buena gana ciertos intentos del viejo matungo; ellos no sabían amores sangrientos.
Utilizando un cucharón que justamente traía con la intensión de devolver a su querido (se lo había prestado para hacer un caldo, que finalmente insertó en una tarta) comenzó a rellenar las medias con la humana y muerta sangre que iba escurriendo con un trapo de piso... que casualmente traía... en el morral!
“Estas serán las morcillas más dulces de todo el Japón. Más dulces que las que hace el viejo choto ese que le pone miel; el de la otra cuadra” pensó con sus últimas fuerzas.
Pensar le hacía perder mucha sangre, pero no podía evitarlo. Era superior a ella... el charco de sangre.
Al culminar la faena de llenar las medias, hizo un nudo en los extremos correspondientes y las ató a una rama del árbol.
Tambaleando, hurgó en su bolso nuevamente y sacó su computadora portátil. Allí dejó el siguiente mensaje:

“Hombre o mujer que leas este mensaje, amigo, vecino, forastero, caminante, no hay camino, se hace camino al andar, golpe a golpe, corte a corte, he fabricado con lo más primoroso de nuestras entrañas este dúo de morcillas.
No las comas.
Dadles el tiempo pertinente para que maduren.
El día que se complete su maduración, toma de ellas tan solo una semilla y entiérrala en tu tierra más amada.
Verás que no pasa nada, esto solo te lo pido porque estoy más muerta que viva.
Si no lo cumples, iré cada miércoles a tu ventana a hincharte las pelotas”.

Escrito esto, lentamente enchufó una impresora portátil que llevaba en... un carrito (¡eeepaaa!) atado a su equino ya satisfecho.
Hizo dos copias del texto: una para el caminante que la encontrara, otra como constancia de recepción para que este la firme como recibida.
Saltó hasta el tronco del árbol (saltó porque una pierna ya no la sentía) y clavó las notas con la katana.
Acto seguido pidió un remise. Dicen que se fue a morir por ahí (aparentemente en la platea de un Boca – River, encuentro que nunca había podido presenciar).

Cuenta la leyenda que aun hoy puede verse en algún lugar de la pampa japonesa y durante la primavera aquel hermoso cerezo, en el mayor de los esplendores, portando en una de sus ramas un racimo de morcillas.

Morcilleja 1: nunca le pongas miel o azúcar a las morcillas. Es un crimen imperdonable.
Morcilleja 2: pensá bien todo lo que podés hacer con un último bombazo de sangre que te mande el corazón, antes de morirte.

Recommended Soundtrack: “The Flower of Carnage”, Meiko Kaji (¿qué otra?)


Todo bien, a no ofenderse. Up, Up, Up! Seamos los idiotas de/como siempre!
"Va con onda" (Adolfo Castello dixit).

miércoles, 23 de abril de 2008

Convivencia

Banda de Sonido recomendada: Su canto.

Lisérgico

Estoy en la plaza, presto a tomar unos (ansiados) mates, sentado en el banco del sector más próximo a la esquina. Solo yo, por allí, cerca del arenero.
Es un día inglés. Soleado, pero algo opacado (por el humo que ya llegó a nuestro pueblo).
Llega mi primo Germán. Esto es raro, ya que por esta época del año está en Capital.
Le digo primo pero no tenemos parentesco; es uno de los hijos de los padrinos de mi hermano.
Me convence de subir a su auto a dar unas vueltas por la ciudad.
Charlamos, de todo un poco. Hace bastante que no nos vemos (más de un año, cuando vacacionamos por última vez en su pueblo costero).
Por el camino recuerdo que no dejé dicho en casa que me iba... No importa. Ni atino a mandar un mensaje de texto siquiera.
Tomamos por la avenida (¡qué grande está!) y le comento de lo rápido que pasa el tiempo: ya estamos llegando a la costanera!
Detiene el automóvil y bajamos para sentarnos un rato en unas piedras que hay sobre el césped, de cara al mar, con otra avenida atravesado nuestra visual.
A nuestras espaldas, a unos 50 mts., reposan edificios de departamentos (así es Mar del Plata).
Entonces aparece un mimo.
Supuestamente debemos adivinar, leyendo sus movimientos, el nombre de una película. Estoy de pie y él me invita a sentarme.
Descubro que ¡se trata de Hugo, mi primo hermano! En años más jóvenes fue mimo en esta ciudad (no sabía que había vuelto al ruedo... si él volvió hace unos años al pueblo!).
Y así ya estoy sobre un escenario, a punto de protagonizar una obra de vikingos (?) viendo un gran telón rojo. Estoy ubicado bajo las luces encendidas, pero dando la espalda al público; todos esperamos.
Siento algo de ansiedad puesto que no tengo la más descolorida idea del libreto que debo llevar adelante. Y estoy empuñando una arma de guerra algo sofisticada: un hacha de doble hoja, articuladas, con un sistema giratorio donde van intercambiando posición (??).
La noche ha caído.
En un supermercado muy mal iluminado un mejicano escucha como le canta Chris Cornell a través de una canción desgarrada, lo que los yanquis han adoptado de las costumbres latinas. Es a modo de agradecimiento y disculpa al mismo tiempo, por todo lo que Estados Unidos ha "introducido" en América Latina.
Estoy comprando allí. Llegó a la caja y a pesar que la cajera (morena, sonriente) me entiende, hago mi mejor esfuerzo para hablarle en mi atroz inglés. Deseo de corazón que capte algo.
Escucho aceleradas de un Dodge. Pertenece a familiares de López, mi vecino.


Son las 18:15 hs.
¡Qué siesta me reventé!


Juro ante los santos evangelistas (que son unos capos cantando) y por losh pelosh de mi barba (¡que crezcan zi miento, chavalez!) que nunca en mi reputa vida he fumado, ingerido o inyectado sustancia alucinatoria alguna.
No cuenta la anestesia que te dan durante la colonoscopía.
Lo que acabo de transcribir es una serie de sueños que tuve durante mi siestita. Han sido algo "torneados"...
Por la mañana había delirado de apeto (apetito suena diminutivo) y mi estómago clamaba por algún comestible. Como lo aprecio en demasía introduje en él unos sanguchitos de miga que me vendió una amiga, un poco petrificados, con la mayonesa como pintura sintética secada al sol.
Tal vez allí radique el origen psicodélico de las "ideas" cruzadas.
¿Eso es considerado alucinógeno?
¿Tiene efectos secundarios?
¿Es ilegal?
¿Me detendrá la poli?
¿Cómo pensarán requisarme? (...aia!... )
¿Por qué el teclado me canta "¡Truco!"?
...si estamos jugando a la canasta... de 15... ases...

  • Banda de Sonido Recomendada / Recommended Soundtrack:
  • "... And The Gods Made Love" y "Voodoo Chile" (la versión original y menos difundida, de 15 minutos), Jimi Hendrix;
  • "Balada para un loco", Piazzolla - Ferrer (por Amelita Baltar);
  • "Billie Jean", Michael Jackson (por Chris Cornell... por favor... ¡eso sí que es "volador"!).

Libro amigo: "Hallucinations - Drawings", "Quique" Alcatena (¡Maestro!)

sábado, 19 de abril de 2008

Accionar en los recuerdos

Una palabra.
Tan solo una.
Increíbles son los poderes que puede llegar a tener.


Pero más increíble resulta cuando al ser mencionada puede hacer presión sobre el botoncito que activa el maravilloso mecanismo de la memoria.
Al oírla, mágicamente, nos estamos transportando a otros tiempos, lugares, situaciones...
O hacia personas, ni más ni menos.
No ha de ser una en particular. Es la que por algún motivo que tal vez ni recordemos, nos deposita en un tren que nos lleva de viaje junto a nuestros sentimientos.
Hoy me sucedió.
Escuché de boca de un señor, en medio de un saludo de despedida, una palabra que inmediatamente me llevó junto a mi padre.
Me causó gracia al instante, pues así como solía oírla de mi padre, también la utilizaba yo. Y hacía tanto que no la escuchaba...
No tiene mucho de particular, pero hace a la cotidianeidad de las personas. Es de esas palabras que uno "suelta al aire" porque le son naturales, simples. Tanto como para darle un lugarcito en un saludo.
Este buen señor, al despedirse, me dijo: "¡Chau, HERMANACO!"
Instantáneamente apareció ante mi la imagen de mi papá, su sonrisa y sus ojos "chispeantes".
La sensación es genial, en este caso, por supuesto. Porque de la misma forma puede llevarnos a hechos o personas no deseables.
Y nos sucede también con olores que encontramos por allí.
Acaso no te ha sucedido? Caminando por alguna vereda sentís un aroma que te hace recordar a... café con leche de la abuela? O a las tostadas! O el perfume que tenia la planta de cedrón que estaba detrás de casa!
Y ahí, nuevamente, a viajar! Con el sentido del olfato. Y por qué no, el del gusto.
Ya sé. No estoy diciendo nada nuevo. Nuestros sentidos juegan con nuestros recuerdos muy a menudo.
El tema es que no siempre nos enteramos que existe el juego y pasamos por alto estos momentos que suelen ser agradables.
Supongo que es cuestión de ¿"agudizar nuestros sentidos"?
Debemos percibir estas señales y dejarnos mecer un poco en brazos de nuestra memoria.

Recommended Soundtrack: "For Reasons Unknown", The Killers.

Inconfundible

Mi antojo.
Bah... habrá sido el de mamá... Ja!
Según ella tuvo el de comer alfajores.
¡Y se lo dio el gusto!
Así que, por lo que las viejas brujas dicen, no debería tener esto bajo el brazo.
...
En fin...
Quería que me conocieran un poco más.

Igualmente en poco tiempo nos vamos a divorciar, a manos de un cirujano.
Voy a extrañar sus pelos, su apestoso olor, y las capas de cáscaras que lo conforman.
Sin olvidar el ardor que causa engancharlo con la manga de las remeras.
Un asco.
¿Por qué no me lo saqué antes?
Supongo se debe a que es parte de mi.
Inconfundible. Una seña particular.
De todas maneras... ¡allí quedará una rejia cicatriz (inconfundible)!


Banda de Sonido Recomendada: "La Puñalada" (que me'vacé'l dotor!), Cartellano / Flores (en la deliciosa versión instrumental del Sexteto Mayor).

viernes, 18 de abril de 2008

Marcela

Desde siempre Marcela estuvo en mi vida.
En realidad creo que llegamos juntos a este mundo (¿ó ella me estuvo esperando?).
Oh, recuerdos... (me duelen sus cabellos rojizos aun)
Y esa mirada cansina... resumiendo el significado de la calma. Imborrable: me recojo en ella y estoy en paz.
Crecimos juntos.
Conviviendo durante años supimos conocernos como pocos. En mis arrebatos de niño fue una amiga comprensiva, fiel.
En infinidad de oportunidades nos vimos buscando la tierra prometida. ¡Y ciertamente que la encontramos en otras tantas ocasiones! ¡Enhorabuena!
Allí nos instalamos, en la comodidad y el regocijo terrenal.
Nada es eterno. Al menos Marcela no lo fue.
Esa mañana que partió no pudimos ni despedirnos.
...
Te arrebataron en medio de un silencio doloroso. Y yo viendo como te ibas... sin atinar a... saludarte siquiera.
Creo que lloré. Me costaba entender aquello de "las cosas son así".
¿Cómo que "son así"? ¿Era necesario? ¿No podía hacerse nada? Así te llevaban sin más ni más...
Pedí todo tipo de explicaciones acordes a mi edad, y me respondieron con evasivas sin tiempo.
Hasta que mi hermano o alguno de mis primos fue lo suficientemente claro como para hacerme entender que en pocos días... seguramente te tendría en mi plato!!!

(Inmenso y amargo nudo en mi garganta infante)

Igualmente, en poco tiempo volví a comer las deliciosas marineras o las albóndigas con perejil.


Ehdottaa Soundtrack: "In Memoriam", Apocalyptica (y se puede acompañar con el homónimo de Moonspell).

miércoles, 16 de abril de 2008

Mis propias Pascuas


Ahh, si si!
Hace muy pocos días se cumplió un año ¡de "mi Resurrección"!
Je...
¡Tan cerca estuviste! (perdón, la puedo tutear, no?)
Todavía siento el ardor en el rapadito que me hizo en la nuca...
¡Ja Ja Ja! ... No lo tome a mal...
Es que... nunca me di por aludido de la gravedad del asunto!!!
Pobres enfermeras... -Ud. es un paciente de riesgo!
A lo que respondía, con lo mejor de mi imbecilidad:
-Correcto: Yo ya estoy acá, ahora 'hagan' ustedes! -.
Muchas gracias.
Otra vez será.
Pienselo así, mi estimada: cuando me agarre voy a estar un poquitín más madurito, físicamente, al menos. Y más rechonchito, seguro (recuerde que por esos días mi estado era deplorable: huesos con cuero).
Recommended Soundtrack: "Black Sabbath", Black Sabbath (Oh! Lords...)

martes, 15 de abril de 2008

Boceto isleño (2das. líneas)

SEGUIMOS HUSMEANDO QUE HACEN ESTOS TRES... (viene del día 29 de marzo, ver más abajo)

Denominarla “isla” ha sido algo pretencioso.
No es más que una porción de tierra de poco más de una hectárea rodeada de aguas relativamente limpias.
A veces la corriente trae restos de plantas, maderas de algún muelle y porquerías del vecindario isleño. Nada que no pueda juntar con su santa paciencia Cocho y sus protestantes subordinados.
Porque si de árboles hablamos, allí abundan.
En esta porción de tierra predominan los sauces llorones; es probable que el lider la haya elegido como “cueva” por ello: que mejor para este melancólico que árboles declarados "cultores de la lágrima".
Cuando la barquilla llegó y detuvo su motor los muchachos salieron al fin a enfrentar la jornada en la densidad del clima.
Cocho los ve venir por el caminito al muelle. Siempre con ese paso cansino que caracteriza a “Abbot y Costello” (como les gusta decirles, aunque ellos no entienden porqué; posiblemente solo él lo sepa).
–¡Buen día, jefazo! –arranca Darío–. Hoy los moscos estos están más carnívoros que de costumbre! ¿Trajo repelente?
–Ustedes háganse cargo del bulto. Yo tengo que hacer –dice el jefe, dirigiendoles apenas una mirada y haciendo una inclinación con la cabeza, a modo de saludo y como única respuesta.
Para ellos eso es suficiente. No objetan.
Pero cuando Cocho ya está lejos Iván no aguanta y dice:
–Jo! ¿Para que queremos repelente, si con el jefe tenemos suficiente? –gesticulando como imagina en ese momento a un mosquito envenenado.
Su compañero lo festeja con una carcajada nerviosa.
Suben al “Muñeca” y del depósito traen con dificultad una bolsa que llevarán entre ambos.
Durante el trayecto hasta la casita, intercambian algunas palabras.
–Che... ¿no te estás pudriendo de venir acá? –dice Iván.
–...que se yo... –duda el otro– Lo que es fulero es que tengamos que venirnos el viernes nosotros y él, recién cae hoy. No es justo... me parece.
–Y... viste como dice el dicho: "el que sabe, sabe; y el que no, es jefe". ¡Jo Jo! –el Ruso larga una rizotada que resuena en la arboleda que los rodea.
Al llegar junto a la construcción, lo ven en su interior a través de los vidrios mugrientos, ocupado, como buscando en las paredes.
Se detienen en el corredorcito y descargan la bolsa sobre la desvencijada mesita de madera. Cruje.
Ninguno de ellos atina a entrar; se sientan en el banco fijo que está al lado de la puerta. “Qué organizados estos europeos!”, supone Darío sentado allí.
La vista que tienen desde ese banco es inmejorable.

Colocado vaya a saberse cuando por los noruegos que construyeron la casa, da a un patio gigantesco (toda la isla) donde se pueden ver unidos en abrazos los sauces y el camino con sectores empedrados que lleva al muelle.
Más allá, el río. Inmenso. Poderoso. Implacable.
Y sí. Organizados eran, pues ellos estan ubicados en la zona más alta del lugar.
En tanto, el Ruso piensa cuanto tendrán que estar sentados ahí.
¿Qué está haciendo el jefe?
Este hombre sigue siendo un misterio para ellos.
Siete años hace que lo conocen y sin embargo aun se desorientan ante sus movimientos.

Banda de Sonido recomendada: "La Isla", Chacho Müller.

lunes, 14 de abril de 2008

¡JA! MI FORTALEZA...

Fallo como protector de esta fortaleza.
(en parte soy
la maleza que la rodea).
Vibra.
Mi mejor espada,
por estos tiempos,
decae en su filo.
Con ella he enfrentado
todas las causas (nobles algunas).
Mi deber es recuperar
la antiquísima piedra
(¿dónde está?
¿cómo era?)
que hará volver
aquel brillo en el metal.
Tan necesario
en la contienda de los días...
Sigue en pie.
Solo debo defenderla
(alzo mi espada y afirmo mi escudo).
Recommended Soundtrack: "My Kantele", Amorphis.

Ella / Eso - Cuota Nº 5 (¿hasta cuando?)

Angel se reencuentra con su diosa del Olimpo... de Bahía Blanca (viene del 02/04/08).
Mis días en la ciudad giraron en torno a la búsqueda de trabajo.
Lo mejor que obtuve en días fue la sonrisa decorada con una palmadita en el hombro de una señora mayor, secretaria de una fabrica familiar de medias. El resto fue una seguidilla de “noes” y “despuéslollamamoses”, si se me permiten los términos aptos para el mercado laboral.
Una mañana de principios de diciembre, ya picaba el calor en las veredas marplatenses y me encontraba charlando con el conserje del edificio donde paraba.
Estábamos intercambiando opiniones acerca del beneficio de tener una manguera 2 mts. más larga y de su mejoría en el movimiento enjuagador cuando a nuestras espaldas nos despeinó un ventarrón sonoro:
JA! ¡Dos para ver si se moja la vereda! ¡JA JA JA! –cerró el comentario.
(¡Dora!) –reaccioné mentalmente. Y a ella:
–Ah! Señora Dora... ¿Cómo le va?
Como el traste me va... –con una expresión agria (no del todo alejada de la habitual). Estos conserjecitos de edificios de cartón que se creen que a una la pueden manejar a gusto... ¿Qué se creen, eh? –mirando de soslayo a Don Tico que seguía con su manguera inmutable (él, no la manguera).
Bue’, a este no vale la pena reprocharle... lo único que lo calienta es este sol podrido y la dinamarquesa del 1º D, que todas las semanas le hace unos escones! –remató antes de meterse al hall y subir por las escaleras salteando de a dos escalones.
Inmediatamente llevé mis ojos al recién golpeado, quien me miraba con una sonrisa cómplice mientras empujaba unas hojitas con el chorro de agua (ahora más fuerte).
No pude resistir la oportunidad.
–¿Ella trabaja acá? –pregunté con el tono más desinteresado que pude emitir. Eso ya se lo había hecho a mi primo y él no me había contestado en todos esos días, siempre eludiendo la respuesta con una invitación a ver otro canal o agarrando la escoba para barrer la habitación.
Don Tico me miró fijamente a los ojos (llegué a pensar que yo le gustaba al viejo) y poniéndome una mano en el hombro me dijo:
–Ni lo pienses, pibe... no es para vos –. Y siguió silbando “Malevaje” con "un compás tan hondo y sensual".
Quedé más desconcertado que antes.
¿Nadie me iba a contar de Dora? ¿Quién era esta señora... “llamativa” que iba y venia por el edificio así como así con un cajoncito de lata?
En algunos aspectos me hacía acordar a una señora de mi San Cayetano natal, pero esta MUJER (sí, con todas las letras mayúsculas, como ella) era... diferente.
Intenté encontrarla, merodeando por los pasillos, hasta que algunos vecinos se quejaron en la conserjería, sosteniendo que había alguien que se paseaba sigilosamente por el edificio, buscando quién sabe qué.


Recommended Soundtrack: “Can’t Help Falling In Love”, Elvis Presley (muy buena también la versión de Pearl Jam).

Continuará…

viernes, 11 de abril de 2008

Cacería (1ros. tiros)

En la carrera perdió la campera que traía enganchada a la correa de su mochila.
Pero no podía detenerse.

Esos dos hijos de puta que comenzaron a seguirlo pasando la loma ya lo estaban alcanzando, así que "¡Adiós camperita de la secundaria!".
Comenzó siendo una caminata sospechosa la de estos tipos. Es cierto que ahora no te podés confiar en nada ni en nadie y todo movimiento es detonador de miradas y sospechas.
También es cierto que el Tucán nunca se destacó por su valentía.
Al rato habían apurado el tranco y estaban muy cerca cuando él comenzó a trotar para terminar corriendo hacia algún santísimo lugar que lo salvara.
El gran problema era que recién habían cruzado la vía y el barrio estaba a unos trescientos metros, por lo que, para estar a salvo debía atravesar el descampado. Ni el monte podía salvarlo ahora, pues lo habían cortado hacía una semana. Encima debía sortear los obstáculos que significaban todas las plantas caídas (enteras o cortadas en grandes tortas) sumado a todo el ramerío esparcido por el suelo.

Esto podría haber servido de escondite, de no ser por las últimas luces del atardecer que hacían muy visible su remera de colores fucsia y amarillo casi ofensivos. Se maldijo por no haberse puesto la de Def Leppard pero esa la tenía ahora su mamá; además, los otros pibes se reían de él cuando la usaba. Pendejos de mierda.
Al saltar sobre una rama se enganchó la zapatilla y cayó al suelo, rodando entre unos troncos bastante duros para su espalda y su cabeza, por cierto.
El corazón latía a una velocidad increíble.
Los sujetos ya estaban casi sobre él cuando retomó su carrera con una zapatilla a medio salir, hecho que lo entorpecía de tal manera que optó por dejarla tirada.
A través de la media cruzaron varias espinas que le hicieron sentir un dolor insignificante ante el pánico que estaba viviendo como nunca en su vida. ¡El tema era la velocidad que estaba perdiendo! El cansancio estaba aturdiendo sus piernas, especialmente.
En su desesperación, tomó una decisión: armarse y enfrentarlos.
Detuvo su apresurada marcha y se agachó a tomar del piso lo primero que encontrara.
Así que agarró una pobre ramita con algunas hojas (¡no había nada mejor en un radio de diez metros cuadrados!) y en un ataque de coraje asustado (o de susto corajudo) giró sobre si y corrió hacia sus perseguidores.
Tamaña sorpresa la de estos, que venían casi pisándole los talones y al ver que les caía encima.
Cuando el Tucán estuvo a centímetros de los dos, que ya habían frenado "en seco" y todavía no había llegado a sus cabezas una reacción acorde a la situación, comenzó a propinarles latigazos con la ramita. Atinaron a defenderse pero al instantes estaban cubriéndose como podían, principalmente la cara.
Así el Tucán se cebó y se animó a recoger del piso una rama mucho más gruesa. El primero de los castigados recibió en la mandíbula el golpe de aquel palo de unos 4 cm. de espesor, lo que lo dejó fuera de combate instantáneamente.
El otro todavía estaba restregándose los ojos por la paliza de hojas y ramita que lo habían dejado momentáneamente ciego cuando ligó tremendo palazo en el medio del pecho.
Cayó hacia atrás, tropezando con algún palo y fue a dar con la cabeza contra el nudo de una raíz que tenía a sus espaldas. Knock out para él.
Recién allí el Tucán respiró profundamente y se agachó, como para descansar un poco todo su cuerpo. Pero no era cuestión de regalar minutos.
Sintiendo que por sus piernas la sangre corría un cambio más bajo, se fue trotando y mirando hacia atrás cada 20 o 25 mts.
Nada. Ningún movimiento.
¿Quiénes serían esos tipos?
Eran unos muchachones que bien podrían tener la edad de él, tal vez un poco más. Nunca los había visto en el pueblo.
¿Por qué lo siguieron de esa manera? En ningún momento dijeron una palabra, más allá de algunos "Ayes" durante la seudo paliza enramada.
En pocos minutos llegó a su casa, en el centro mismo de uno de los tramos del Barrio Federal. Las luces del alumbrado público (que gracias y apenas pasaba por la esquina) ya estaban encendidas.
No había llegado mamá Mónica todavía.
"La vieja debe estar por llegar", pensó.
Se tiró en su cama, empapado en sudor ya helado y quedó mirando el techo. Miles de ideas se cruzaban por su cabeza pero ninguna con la coherencia suficiente para convencerlo del motivo que esos dos tenían para seguirlo.
Lo primero que pensó fue que era un simple afano, pero con el transcurso de los minutos cada vez dudaba más de ello.
Y esos rostros de ninguna manera podían ser de por ahí. Para él, que conocía todo el pueblo (chico) por su trabajo de barrendero, no le resultaban familiares.
¿Qué podían querer de él?
Su cuerpo se fue relajando poco a poco, hasta que (muy a pesar suyo) el sueño lo venció. Ya no iría a visitar ese día a Facundito, tal como le había prometido el martes.

Recommended Soundtrack: "Becoming", Pantera.

TAL VEZ CONTINUE...

jueves, 10 de abril de 2008

¡Click! (¡Crack!)

...
-¿Lo escuchaste?
-¿Qué cosa?
(...claro que lo escuché... Fue en mi cabeza!... Claramente hizo “Click”. Era hora ¿no? Tarde o temprano –lo sabía – iba a suceder).
-Mmmm... ¿en serio no lo escuchaste?
(¡Imposible no escucharlo! Todavía resuena en toda mi cabeza... Fue como un golpe seco y al mismo tiempo... cortante).
-Tal vez.... Y vos ¿lo escuchaste?
(...no te hagas el tonto y enfrentá la situación, como corresponde!!!).
-Se... (¿estaremos hablando de lo mismo?) ¿Vos que escuchaste? (... a ver con qué salís...).
-"CLICK"
(Je!... ¿Pensaste que no me animaría a decirlo?).
-Aha, tal cual
(...no es tal cual... yo escuché “CRACK”).
-Pero como lo sentiste?
(¡¡¡Dale!!! ¡Decime de una buena vez que carajos pasa por tu cabeza!).
-Fue... como si algo se estuviera moviendo
(... más bien, creo que algo se rompió... el interior fue la cámara de eco en la que resonó el resquebrajar de algo... de alguien).
-Puede ser, pero... ¿hacia donde? (...hacia El Universo de La Nada te diría...).
-Pues... ha de ser hacia el centro!
(Bien adentro. En lo más profundo de tu ser. Pensándolo bien, es en el de ambos).
-Estas seguro? (Claro! No podrías decidirte nunca, sos el gris que tan bien te representa).
-Sí, sin dudas (... todas las dudas... ¿De qué estamos seguros? De que Todo es Nada; y Nada, puede ser Todo...). ¿A vos que te parece?
-Creo que el movimiento viene hacia nosotros
(lo que creo es que Nada de lo que escuchamos se acerca al Todo de lo que sentimos; Todo y Nada son dos monedas intercambiables...).
-Tenés razón, nuevamente!
(...je...).
-Viste?
(...en definitiva: nunca nos pondremos de acuerdo; internamente no apuntamos al mismo blanco... siempre tan incompatibles... Nuestros pensamientos son tan dispares...).
...

Banda de Sonido Recomendada: “Click” y “Crack”, la vida.

miércoles, 9 de abril de 2008

FINAL SIN CUENTO

Me gustan los cuentos sin final. Me dan a elegir dentro de la gama de finales que pueda crear mi cabeza.
Pero... un final sin cuento? Veamos:

Así este viejito siempre sonriente, de boca falta de dientes, como lo conocieron todos, perdió la sonrisa.

Desde aquella noticia dejó de lado sus ilusiones.

En sus largos setentas olvidó por completo su gran deseo de tener la casita propia, por la que tanto había bregado durante el último lustro, apilando ladrillo tras ladrillo junto al ranchito de chapas.
El impacto taró su vitalidad.
En ocasiones no recordó darle de comer a su amado “Chiche”.
Su bicicleta quedó esperándolo durante algún tiempo, recostada en la tranquerita de entrada a su jardín, poblado de incipientes cardos, vizcacheras y pastizal. Hasta que algún “sensible” se la llevó para brindarle los cuidados necesarios. No le importo (tal vez nunca se enteró).


Se abandonó totalmente a la vida...

Nadie se preguntó por él las primeras semanas.
Sin familia; amigo de todos pero de nadie...
Se extrañó un poco el cartero que le llevó ese sábado a las perdidas una carta certificada con aviso de retorno, pero se retiró mascullando y marcando con una “X” el ítem “Se mudó”.

No estaba tan errado.

Colonna Sonora Raccomandata / Recommended Soundtrack: "Il Tramonto", Ennio Morricone / “The End”, The Doors.

domingo, 6 de abril de 2008

Viejos Amigos Viejos

Los encontré allí, tal cual los dejé siendo un mocoso.
Viejos amigos que hicieron de mi infancia una eterna caminata al cielo: árboles, antenas, molinos… (además, techos).
Siempre buscando las alturas.
Delicias de la corta edad.
Amigos juguetes. Juguetes improvisados.
Los preferidos, los más visitados en el transcurrir diario.

Y los veo y me pesan (también yo a ellos, claro).
Aquellas ramas que supieron sostenerme y hamacarme, ya no resisten ni el peso de mi sobrino (aunque a él mucho no le importe dejarse abrazar por ellas).
Y el molino ya no nos da esa agua indispensable: su cola y su rueda hace años cayeron bajo la fuerza de Eolo y la evolución “natural” impuso un bombeador.
Aquella antena que nos dio tele por décadas (yo no aparecía aun en el álbum familiar) pasó a formar parte del decorado; su “parrilla” se mudó a zonas más alejadas donde no llega la tecnología cableada (cuando la TV satelital no existía, claro está).

Etapas.
¿Fragmentos?
Todos crecimos. Estos amigos también.

Aquí cito la pregunta de una amiga: ¿Junto al crecimiento van muriendo partes nuestras (como las ramas que se van secando y ya no cumplirán función alguna en nuestra vida, más allá que la de simples recuerdos)?
Quedan atrás unos fragmentos que dan paso a otros; todos al final forman parte de nuestra historia.
Lo que sucede con estos viejos amigos (viejos) es similar a lo que nos sucede en la vida con las personas. ¿O no?
Soundtrack Recommended: "Stairway To Heaven", Led Zeppelin (más que nada por el título, obviemos la letra)

miércoles, 2 de abril de 2008

Ella / Eso - Cuota Nº 4 (y van...)

Amiguitos: Retomamos la descripción que nuestro superhéroe hace de la monumental Dora, en un descenso que deja atrás la nariz… (viene del 23/03/08)

Desde ella caí por un mentón algo pronunciado.
Sí, pero con el atractivo femenino de estar habitado por tres lunares.
En algo me hizo acordar a Cindy Crawford. Salvando las lógicas distancias del mentón, de la multiplicidad de lesiones en la piel y de su ubicación en él.
Seguí bajando, o más bien diría descolgándome por su tallo algo roído por los años y poblado por algunas “ramitas” sin podar.
Caí a la vidriera de su talle. Mi conciencia se había perdido hacía un buen rato por mi tour de reconocimiento y en este descanso, según me confesó días después mi primo, estuve acampando mi mirada unos imborrables seis minutos.
La expresión más perfecta de la ondulación femenina estaba plasmada en esa remera.
No fue la abundancia lo que me impactó sobremanera, sino la ubicación geográfica sostenida por límites que apuntaban tanto al norte... pero tanto tanto... que...
-¡Me voy al 3ro. B! – detalló interrumpiendo mis conclusiones – ¡Viste que ahí vive la vieja esa de los tejidos y las agujas...! La pobre no ve un potus y le tengo que cambiar un fluorescente –dijo al tiempo que cerraba con un portazo, dejando ese inagotable aroma a Fastix que aun me golpea los recuerdos.
No volví a verla por dos semanas.

Recommended Soundtrack: “She”, Elvis Costello.


Continuará…

(elec)Trofeo

Posteo invitado: JUACHA


Recommended Soundtrack: "Thunderstruck", AC/DC.