lunes, 20 de septiembre de 2010

Aunque...

Correcto. No era lo esperado, pero ya estaba hundido en el barro… literalmente. Mis alpargatas nuevas, las medias ¾ y el pantalón de corderoy se encontraban en un estado calamitoso.
¿Quién carajo me mandó a mí a buscar la valija que se cayó de la caja de la camioneta? No era mi problema! Pero acepté ayudar e ir en su busca sabiendo que me esperaba un terreno inestable viendo que la mitad de la valija se escondía entre agua, tierra y yuyos.
O mejor… ¿Cómo se dio cuenta Noelia que había caído cuando a toda velocidad tomé la curva para picar y caer en aquel barrial??? Eso es mala suerte; y toda mía.
Aunque… pensándolo bien: ¿Por qué arrancó la camioneta por la mañana, cuando hacía más de una semana que debía recurrir a los más mugrientos artilugios para ponerla en marcha? Pero ese día no falló; justo cuando mi ex me pidió por favor que la llevara al campo de su abuelo a entregarle una importante carga: esa roñosa y desvencijada valija.
¡Pero ella no tendría que haberme encontrado siquiera! Todos los sábados por la mañana trabajo en el taller.
Exceptuando este, claro. Había decidido tomármelo para descansar. ¡Descansar del viejo Rosales que llega del campo y me lleva la “Rastrojero” embarrada hasta el techo para que se la ajuste un poco!!!
Es que odio lidiar con el barro…


Banda de Sonido Recomendada: “Mielisaurus”, Alamaailman Vasarat.