miércoles, 23 de abril de 2008

Lisérgico

Estoy en la plaza, presto a tomar unos (ansiados) mates, sentado en el banco del sector más próximo a la esquina. Solo yo, por allí, cerca del arenero.
Es un día inglés. Soleado, pero algo opacado (por el humo que ya llegó a nuestro pueblo).
Llega mi primo Germán. Esto es raro, ya que por esta época del año está en Capital.
Le digo primo pero no tenemos parentesco; es uno de los hijos de los padrinos de mi hermano.
Me convence de subir a su auto a dar unas vueltas por la ciudad.
Charlamos, de todo un poco. Hace bastante que no nos vemos (más de un año, cuando vacacionamos por última vez en su pueblo costero).
Por el camino recuerdo que no dejé dicho en casa que me iba... No importa. Ni atino a mandar un mensaje de texto siquiera.
Tomamos por la avenida (¡qué grande está!) y le comento de lo rápido que pasa el tiempo: ya estamos llegando a la costanera!
Detiene el automóvil y bajamos para sentarnos un rato en unas piedras que hay sobre el césped, de cara al mar, con otra avenida atravesado nuestra visual.
A nuestras espaldas, a unos 50 mts., reposan edificios de departamentos (así es Mar del Plata).
Entonces aparece un mimo.
Supuestamente debemos adivinar, leyendo sus movimientos, el nombre de una película. Estoy de pie y él me invita a sentarme.
Descubro que ¡se trata de Hugo, mi primo hermano! En años más jóvenes fue mimo en esta ciudad (no sabía que había vuelto al ruedo... si él volvió hace unos años al pueblo!).
Y así ya estoy sobre un escenario, a punto de protagonizar una obra de vikingos (?) viendo un gran telón rojo. Estoy ubicado bajo las luces encendidas, pero dando la espalda al público; todos esperamos.
Siento algo de ansiedad puesto que no tengo la más descolorida idea del libreto que debo llevar adelante. Y estoy empuñando una arma de guerra algo sofisticada: un hacha de doble hoja, articuladas, con un sistema giratorio donde van intercambiando posición (??).
La noche ha caído.
En un supermercado muy mal iluminado un mejicano escucha como le canta Chris Cornell a través de una canción desgarrada, lo que los yanquis han adoptado de las costumbres latinas. Es a modo de agradecimiento y disculpa al mismo tiempo, por todo lo que Estados Unidos ha "introducido" en América Latina.
Estoy comprando allí. Llegó a la caja y a pesar que la cajera (morena, sonriente) me entiende, hago mi mejor esfuerzo para hablarle en mi atroz inglés. Deseo de corazón que capte algo.
Escucho aceleradas de un Dodge. Pertenece a familiares de López, mi vecino.


Son las 18:15 hs.
¡Qué siesta me reventé!


Juro ante los santos evangelistas (que son unos capos cantando) y por losh pelosh de mi barba (¡que crezcan zi miento, chavalez!) que nunca en mi reputa vida he fumado, ingerido o inyectado sustancia alucinatoria alguna.
No cuenta la anestesia que te dan durante la colonoscopía.
Lo que acabo de transcribir es una serie de sueños que tuve durante mi siestita. Han sido algo "torneados"...
Por la mañana había delirado de apeto (apetito suena diminutivo) y mi estómago clamaba por algún comestible. Como lo aprecio en demasía introduje en él unos sanguchitos de miga que me vendió una amiga, un poco petrificados, con la mayonesa como pintura sintética secada al sol.
Tal vez allí radique el origen psicodélico de las "ideas" cruzadas.
¿Eso es considerado alucinógeno?
¿Tiene efectos secundarios?
¿Es ilegal?
¿Me detendrá la poli?
¿Cómo pensarán requisarme? (...aia!... )
¿Por qué el teclado me canta "¡Truco!"?
...si estamos jugando a la canasta... de 15... ases...

  • Banda de Sonido Recomendada / Recommended Soundtrack:
  • "... And The Gods Made Love" y "Voodoo Chile" (la versión original y menos difundida, de 15 minutos), Jimi Hendrix;
  • "Balada para un loco", Piazzolla - Ferrer (por Amelita Baltar);
  • "Billie Jean", Michael Jackson (por Chris Cornell... por favor... ¡eso sí que es "volador"!).

Libro amigo: "Hallucinations - Drawings", "Quique" Alcatena (¡Maestro!)

2 comentarios:

  1. Qué viaje papá!
    No hay droga que alcance el poder de los sueños, y dale tranquilo, que todavía son legales.

    ResponderEliminar
  2. Muy cierta su apreciación de los sueños, mi estimado licenciado.
    Tomo la sugerencia como un empujoncito en mis pedaleadas junto a Morfeo.

    ResponderEliminar

La gente es mala... ¡y comenta!