martes, 11 de marzo de 2008

Indómito

Sí, aun estaba allí.
El cambio era evidente.
Lentos años le habría llevado y seguramente por ello no lo advirtió.
Fue uno de los sectores más puros... pero la actualidad incorporaba toda esta transformación que inmediatamente hacia olvidar hasta su propia esencia.
La realidad era que los cambios llegaban allí y se extendían por todo el área circundante.
Grave impresión.
Solo observar en un paneo superficial era motivo de impacto.
Dolor. Inmenso dolor le causó recordar los años casi imperceptibles.
Y ahora... había alcanzado tal profundidad... seguramente nada lo detendría.
TODO se encontraba fuera de control.
Suspiró.
Respiró lentamente hasta recuperarse de la emoción.
¿Qué lo iba a detener? ¿Qué?
Nada, seguramente.
Entonces... ¿para qué sufrir?

Forzosamente se puso de pie, alisó un poco la manta sobre el sofá y se puso la campera.
Se dirigió a su habitación.
Abrió la puerta del ropero... levantó un poco su polera.
A través del espejo interno, dió un último vistazo a su ombligo. Y sonrió.

¿Qué más daba? Iba a comprar un excelente trozo de dulce de batata y otro de queso cremoso.
El festín sería en memoria del recordado ombligo de escasa profundidad y de sus años delgados.

Recommended Soundtrack: "Dawna" / "Buena", Morphine.

1 comentario:

  1. ke placer nos produce profundizar el ombligo, no? lo lindo es hacerlo sin kulpas!! :D
    muy bueno el posteo, como siempre, finales impredecibles y desopilantes para lo ke parecia una enorme tragedia! jajaja! :D

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