Seis meses hacía que era maestro por aquellos “pagos”.
Por esos años era habitual que un tutor fuera a algún campo, donde se reunían todos lo niños de las estancias, para recibir sus primeras letras.
El corredor de la casa de los Argüello podía llegar a convertirse en aula, en épocas de clima tibio. Sino la posta la tomaba el rancho de la peonada, que de vez en vez también obtenía algún conocimiento que Roque brindaba con su santa paciencia.
Había llegado recomendado por los Díaz, fundadores del poblado distante de la estancia unas tres leguas y se había instalado en el lugar. Interponía cientos de kilómetros con su familia, contraria a su vocación educativa, luego de haber terminado el nacional en la gran ciudad.

Por esos años era habitual que un tutor fuera a algún campo, donde se reunían todos lo niños de las estancias, para recibir sus primeras letras.
El corredor de la casa de los Argüello podía llegar a convertirse en aula, en épocas de clima tibio. Sino la posta la tomaba el rancho de la peonada, que de vez en vez también obtenía algún conocimiento que Roque brindaba con su santa paciencia.
Había llegado recomendado por los Díaz, fundadores del poblado distante de la estancia unas tres leguas y se había instalado en el lugar. Interponía cientos de kilómetros con su familia, contraria a su vocación educativa, luego de haber terminado el nacional en la gran ciudad.

Todos los lunes se iba a caballo desde su pensión poco habitable (también mal paga) hasta “Los cuatro álamos” y se quedaba hasta el viernes al mediodía, momento en que ensillaba el tordillo “deslavado” y emprendía el regreso, a tranco cansino.
Pocas emociones para un joven de su edad, pero contento con la vida que había elegido.
Fue para la llegada de las vacaciones invernales del ’43 que propuso a sus alumnos una tarea.
- Bien... señores, les voy a dar una tarea para hacer durante estos días que no voy a venir –dijo observando con detenimiento cada carita vestida de silencio y desaprobación. –No se preocupen: no es complejo y a todos les caerá en gracia. Van a realizar una composición donde se refleje la vida del campo. Pero... no la de sus casas, sino la de campo adentro; quiero que me cuenten de la vida de los animales y árboles que viven allá en los pajonales, en la laguna, en el monte... todo lo que nos rodea y que tan bien conocen.
Los niños comenzaron a murmurar, haciendo planes.
Roque llamó a silencio y agregó:
- Claro que, este será un trabajo especial –llamando la atención de su audiencia –Deberán hacerlo entre los ocho; ustedes serán un equipo de estudio que me entregará el informe exactamente... dentro de tres lunes.
El mutismo entre los alumnos se prolongó unos instantes, entre miradas en busca de complicidad.
Desde el marco de la puerta, Quezada sonriendo cabeceó.
“Ocurrencia de ‘léidos’” se dijo y acompañó al maestro hasta la caballeriza. “Chiche” los saludó con un resoplido.
Banda de Sonido recomendada: "Solo", Luis Salinas.
Pocas emociones para un joven de su edad, pero contento con la vida que había elegido.
Fue para la llegada de las vacaciones invernales del ’43 que propuso a sus alumnos una tarea.
- Bien... señores, les voy a dar una tarea para hacer durante estos días que no voy a venir –dijo observando con detenimiento cada carita vestida de silencio y desaprobación. –No se preocupen: no es complejo y a todos les caerá en gracia. Van a realizar una composición donde se refleje la vida del campo. Pero... no la de sus casas, sino la de campo adentro; quiero que me cuenten de la vida de los animales y árboles que viven allá en los pajonales, en la laguna, en el monte... todo lo que nos rodea y que tan bien conocen.
Los niños comenzaron a murmurar, haciendo planes.
Roque llamó a silencio y agregó:
- Claro que, este será un trabajo especial –llamando la atención de su audiencia –Deberán hacerlo entre los ocho; ustedes serán un equipo de estudio que me entregará el informe exactamente... dentro de tres lunes.
El mutismo entre los alumnos se prolongó unos instantes, entre miradas en busca de complicidad.
Desde el marco de la puerta, Quezada sonriendo cabeceó.
“Ocurrencia de ‘léidos’” se dijo y acompañó al maestro hasta la caballeriza. “Chiche” los saludó con un resoplido.
Banda de Sonido recomendada: "Solo", Luis Salinas.