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jueves, 25 de noviembre de 2010

Fuck! (Volvió) símil...

Con el número 13 como ¿capítulo? intenta volver sin que lo llamen aquel juego que iniciaramos con El Titán hace algún tiempo en nuestros respectivos espacios (más luego mudaríamos los bártulos a "Una Revista..."). ¿A ver qué onda?

martes, 17 de febrero de 2009

"Fuck (simil) 8" - Escribe: El Titán

El puerto es el típico cliché.
Mucha mugre, muchos marineros cansados o ebrios, muchas putas, muchos barcos esperando otra vez el dulce beso de las aguas internacionales.
Él busca una casilla. La encuentra.
Está como siempre, hambrienta y débil; solo una puerta y un agujero cuadrado que quiere llamarse ventana pero no le da el cuero. Rodeándola, mucha basura y las aguas empetroladas del muelle 20.
Allí vive El Oráculo (Balbino, para los amigos).
Es más viejo que el puerto... y que la playa... y que la arena de la playa. Sabe de todo (en una época concursó para ser dios pero le ganó un ángel que tenía contactos. Es la clase de ser que puede ayudarlo.
-¿Cómo andás, Balbino? Te traje caña-.
-¿Qué hacés varón? Hace rato que no te veo. Gracias, che. Me encanta que me traigan ofrendas-.
-Necesito que me ayudes a vivir... Hace poco hasta quise matar a alguien! Quiero que me ayudes a encontrarle un sentido a esta vida. Después de todo, vos participaste en la construcción de este mundo... -.
-Epa, no empieces a echarme la culpa. Los perdedores como vos son responsables de sus propias derrotas. Igual, tranquilo. Sentate que hablamos ¿Querés unos mates?-.
-Dale, Balbino-.

domingo, 1 de febrero de 2009

"Fuck (simil) 7" - Escribe: Manco Cretino


Ya no soporta el ardor cerebral y toma el celular del bolsillo interno de la campera.
Su caminar es acelerado.
Marca el número del ‘Gato’.
Sabe que se trata de una imprudencia, que el trato es “nunca llamar”; para cada inconveniente o temblor en su (alterna) rutina siempre han de seguir El Procedimiento.
Pero, esto nunca sucedió. Y el tiempo apremia desde aquel segundo en que se inicia El Viaje, con el fax enviado. Siempre ha sido así.
La comunicación telefónica es positiva, llama… pero no contesta el contacto.
Toma asiento en las escalinatas del Monumento a la Madre, en la plaza. La espera provoca escozor en sus hábitos.
Se siente molesto al ver pasar a toda esa gente, títeres apurados rumbo a su casa, libres de un problema como el suyo.
-No es justo- protesta. –¡Y este hijo de su madre que no me atiende!-
Recuerda en ese mismo instante la sensación que lo inunda cuando se muerde la lengua sin querer o cuando tiene dolor de muelas: solo él sabe lo que se siente en ese instante. Quienes lo rodean, ignorantes de todo (absolutamente de todo) continúan con sus pequeñas vidas, en tanto él sufre horrores.
No va a responder.
El “Gato” es uno de los pioneros, de los que idearon las reglas. No será quien las rompa.
Eso podría esperarse de alguien como Manzanaro… o Balbino, el viejo del puerto. Pero no de este miembro.
A mediados de los 80´s esa gente se unió "con el firme propósito de salir de la oscuridad en la que estaban flotando", según el propio Supremo. En realidad nunca lo ha visto pero alguno de sus "colegas" le contó cierta vez la historia (seguramente a medias).
Y ahora algún engranaje se ha trabado y son casi nulas las alternativas.
Sabe que será el primer perjudicado en un posible resultado negativo. “Puerca desgracia, estar en la base de la pirámide por tanto tiempo” piensa.
Con la brisa fresca pintando en su rostro, traza el único movimiento que puede hacer en el tablero.
Guarda al fin su celular y se pone de pie. Cierra su campera hasta el mentón y se encamina hacia la parada de omnibus.
Irá al puerto.
Continuará (escribiendo Walter).

jueves, 8 de enero de 2009

"Fuck (simil) 6" - Escribe: El Titán

El mundo de afuera lo asustaba.
La rutina, en cambio, era una droga de plata.
Ahora a refugiarse, a esconderse, pero… ¿dónde? Ya la tele lo había exprimido demasiado y los amigos eran fantasmas sin sustancia. Era necesario buscar algo más.
“...Una sensación nueva, alas para llegar a lugares donde el Hombre no ha llegado aún (qué groso que era el Capitán Kirk) –pensó mientras los demás se hundían en el subte o trepaban a los colectivos.

Pensó mientras todos volvían a sus refugios de madera y seda.
Pensó en eso.
Pensó en volver a su casa. Y pensó en no volver.
La tarde era joven y la noche no había nacido aún. Hasta el ruido buscaba su cueva.
Y se decidió; la avenida lo esperaba y a unas cuadras la plaza y su dulzura. Avanzó con seguridad, ya las alas le crecían en la espalda.


Un nuevo personaje le hablaba al oído de su alma. Escondido entre sus ropas, un cuchillo le pedía vino…

Continuará (escribiendo Manco Cretino)

sábado, 20 de diciembre de 2008

"Fuck (simil) 5" - Escribe: Walter

Escucha un continuo repiqueteo de algo contra una madera y no se sorprende mucho al darse cuenta que se trata de su propia mano golpeando la lapicera contra el escritorio.
"No pasa nada" se tranquiliza a si mismo, "no me sirve hacerme la cabeza ahora".
Saca el mp3 del segundo cajón y se pone los auriculares. Agarra unos papeles y empieza a leer y a firmar, a leer y a firmar... Y así pasan los minutos, y así también, las horas.
Sobrevive; es consciente de ello porque de vez en cuando apoya una mano en su pecho para verificar si el corazón sigue latiendo, y en efecto, sigue latiendo. El tedioso trabajo lo agota: "no tengo que estar acá sentado yo" se dice
"no soporto estar acá sentado yo".
Se lamenta, cada vez que abre los ojos, de su error al haber malgastado el tiempo; ahora revuelve su pasado y se recrimina que tuvo la oportunidad de fabricarse a si mismo una mejor vida, un trabajo agradable por ahí; una esposa que lo ame, un presente que le haga sentir alegría de estar vivo… Pero en su momento él prefirió otras cosas y al sumergirse de lleno en circunstancias vagas y efímeras hipotecó su (en aquella época) futuro. Ahora lo paga todos los días.
Camina todas las mañanas hacia un trabajo que no le gusta, cena todas las noches con una mujer que no conoce; vive continuamente una vida que no disfruta, y se dice a si mismo al acostarse: "esto podría ser peor Emilio", dándose así manija para soportar. Aunque en el fondo el sabe que no debería ser así, pero asegura ya no tener ganas ni fuerzas para tratar de cambiarlo.
Después de una casi insoportable jornada, llevadera solo gracias al poder de la mente de transportarlo de su escritorio hacia cualquier otro lugar (ayudado, obviamente, por la música).
Por fin el reloj marca su salida, y sonríe al sentir el aire despeinándolo al salir de su cárcel...
"Bueno, ahora sí puedo preocuparme" se permite.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

"Fuck(simil) 4" - Escribe: Manco Cretino

“De esa manera no tendría que digerir la rutina... aunque, tan mal no me va”, calcula mentalmente, al tiempo que se agacha en la vereda a la que acaba de acceder para recoger una moneda de 5 centavos (¿una reafirmación de su buena suerte?).

Camina una cuadra y llega al edificio que lo recibe todos los días, luego de algunas horas de “libertad condicional”.
Ascensor. El ganado ni se mira.
Piso. Larga jornada masticando tinta y papel lo espera.
Cada día agradece tener aquel otro “kiosco”, que le suma muy buenos dividendos al final de cada año. Aunque, a decir verdad, ese es el que vale; este trabajo sería el “aderezo”.
-Psst! Marraro! ¡A ver si nos ponemos un poquito activos y arrancamos el día, que ya son “y cuarto” y no estamos acá para mirar si se viene abajo el cielorraso!!! –vocifera Iglesias desde su seudo despacho, ubicado en el rincón más visible del piso.
“Ese pendejo...” piensa Emilio, hojeando el detalle de insumos que dejaron en su escritorio “...qué regia pateadura habría que darle! Desde que llegó a esta sección los días son más largos...”.

...
El reloj ha de tener plomo en sus agujas. Solo dos horas han pasado.
Para evitar la mirada controladora del supervisor, Emilio toma dos carpetas y se dirige al archivo, donde extrae su teléfono celular y marca el número de su departamento.
- Hola... Susy? ¿Cómo le va...? Bie... bien... si si... –habla en voz muy baja
– No no... eso déjelo para la semana que viene... Está bien... después me acomoda la cama... Quiero pedirle que se fije si ya pasó el fax de siempre...
Espera un instante, jugando con una carpeta, haciendo equilibrio.
-... eh? ¿Cómo que no? ¿Se fijó bien... mire que va a llegar hoy el ped... no? ...mmbueno... si si... está bien... si, después me tiende la cama, está bien. Chau, Susy... – culmina la comunicación fijando su mirada en el piso. Esta situación nunca se había presentado. Es raro que suceda.
- ¡¡¡Claro!!!- otra vez Iglesias al acecho. Ingresa atropelladamente al archivo - ¡El señor ahora se preocupa por el piso! ¿Qué cree, Ud.? ¿Qué se va a elevar, con todos nosotros encima??? –utilizando un exagerado tono en su voz, que intenta ser irónico. Continúa:
- Yo no sé para qué...
(“La verdad es que me tenés podrido, pedazo de mierda...”)
... si en definitiva la empresa se ahorraría fortuna en sueldos con...
(“...y yo le ahorraría asco a la humanidad si te tirara por la ventana del pasillo, enano de...”)
... pero cada vez Ud. se las ingenia para hacerme perder el tiempo, como si uno no tuviera...
(“... ¿pasaría por esa ventana, este estúpido?...”)
... porque yo dije bien clarito el día que vine a acomodar las cositas acá...
(“... ¿cuánto pesará este gurrumín?... si no mide más de 1,60 m. ...”)
... porque si cada uno hiciera lo que corresponde, esta empresa marcharía de maravillas, ¡pero yo no soy mago! Con gente como Ud. que...
(“... ¿quién sabe cuantos años de cárcel me darían...”)
... en un inevitable retroceso del que no se vuelve así como así!!! Además...
(“... ¿no piensa parar?... Seguro la Justicia me perdonaría por hacer un bien común... “)
... si todavía no me terminó el informe que le pedí ayer? ¿Eh? ¿Eh?
(“... ¿y el fax?... Qué raro que no haya pasado aun...”)
... ¡Conteste, Marraro!
- Correcto, señor –responde a su jefe.
- ¡Cómo, “Correcto”! ¡Acabo de decirle que...!
- Ya le termino el fax, señor –responde, saliendo del lugar y dando la espalda al supervisor.
- ¿De qué fax me está hablando, Marraro? –casi gritando, desde la puerta del archivo. –Al fin y al cabo es como yo digo: Acá lo que hace falta... –continúa discursando camino a su oficina.
El resto de los empleados solo miran de soslayo, sin levantar la cabeza. Cosa de todos los días.
“Qué...?” piensa Emilio, inquieto. “...¿Le habrá pasado algo al ‘Gato’? ... ¿lo habrán descubierto?”
(continua, en letras de Walter)

domingo, 9 de noviembre de 2008

Fuck(simil) [3] - Escribe: El Titán


Y sale.
La calle está como siempre, asquerosa. Y encima esperar el colectivo, esa mole de degradación humana que nos lleva a la derrota de todos los días. Leviatán urbano.
Las caras de todos los fracasados como él. Pero también las caras hermosas, ojo. Esas caras que te transportan a praderas estivales y a huracanes de almizcle. Esas caras que en la soledad se evocan con placer. Ahí viene, con su paso lento y cansado, respirando brea.
Un peso.
Hay que ir hasta el infierno, perdón, el microcentro. Y enfrentar las rugosidades de las horas que no quieren pasar. Pero hoy es viernes. Viene el finde. Los partidos, la gloria efímera de ver a tu equipo ganando un torneo de mierda que no te interesa en realidad. Ellos ganan mucha plata por correr detrás de una pelota mientras vos te rompes el lomo detrás de un escritorio de níquel.
Qué vida, ¿no?
Un peso.
El colectivo está lleno, como siempre. Se va para atrás. Y encima el calor. Estos pronosticadores que decían que iba a llover y que el calor se iba ir para la costa de Pindorcho, junto con una masa de aire de baja presión.
Pero hoy es viernes y cree que van a dar “Scarface” en cable. “Me encantaría ser Montana. Tenía todo, putas, drogas, guita y una cara cortada. Qué buena vida”, piensa mientras el colectivo se mete en la orgía de la avenida principal…

domingo, 5 de octubre de 2008

Fuck(simil) [2] - Escribe: Walter


Va al baño a lavarse la cara... Se cepilla así nomás los dientes y se queda ahí parado, mirándose al espejo un rato largo.
No piensa en nada en particular, solamente disfruta esos segundos de relax matutinos que siempre que puede se regala.
Sale del baño bostezando y va para la cocina a prepararse un café... Lo toma mientras lee los ingredientes en un paquete de galletitas... Le gusta leer los ingredientes de las cosas que come, ni por curiosidad ni por prevensión, sino más bien por algo así como una obsesión familiar que nació, según dicen, con el primer portador de su apellido, y que todos los hijos varones conservan orgullosamente como herencia...
Cuando termina su "ritual", abre el paquete, y acompaña su café con unas galletitas dulces echas con harina, azúcar, agua, grasa bovina, cacao y leche en polvo, bicarbonatos de amonio y de sodio, matabisulfito de sodio, vainilla y esencia de chocolate; están bastante ricas.
Suena el teléfono. Deja el café sobre la mesa.
- Ya va... ¡Ya va! - le grita al aparato, molesto por su insistencia, pero totalmente consciente de que no va a lograr persuadirlo de dejar de chillar.
- ¿Hola?
- ¡Señor déjeme felicitarlo! Usted acaba de ganar un auto.
- ¿Gané un auto?
- Así es, señor. Ha sido elegido entre una lista de medio millón de personas para recibir nuestro último modelo con cómodos asientos, tapizado de cuero importado, un motor de 12 caballos de potencia, suspensión extraordinaria, tecnología GPRS y una elegante cocina en la parte de atrás...
- ¡Qué lo parió! ¿En serio me gané un auto?
- ¡Se lo juro! ¡Es prácticamente un regalo! El precio en el mercado es de 80 mil dólares, usted se lo puede llevar a tan solo... "Pii pii pii piiiiii..."
"¡Que imbécil!" piensa después (en realidad, un poquito antes) de cortar.
Se va al living y prende la tele: "Ahora, ¡lo que todos estaban esperando! El super strip dance de... ¡clic! ...ueron asesinados por un pibe de 10 años cuan... ¡clic! ... me voy a operar las tetas... ¡clic!... Se encontraron un flogger y un emo, y ¡pum! a las piñas..." ¡CLIC!
Mira la hora, las 10:20 de la mañana. "¿A qué hora empezará el horario de protección al menor?" se pregunta. Mira para todos lados en busca de algo que lo entretenga, todavía tiene una hora para "hacer huevo" antes de ir a la oficina.
Espera la respuesta a su fax con algo de ganas, y no quiere quedarse pensando en eso. Se decide por leer, va a la biblioteca y agarra un libro viejo y gastado con el título borroso y abajo, en letra cursiva, el nombre de un tal José H. Ferro.
- A ver, a ver... - murmura, y empieza a leer.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Fuck(simil) [1] - Escribe: Manco Cretino

Bien, bien.
Desde el día que llegué a Blogger, he estado jugando de aquí para allá.
Hace algún tiempo acordamos con un colega (en esto de hacer todo y nada) escribir "a medias", en grupo, si vale la expresión.
Pues aquí arrancamos publicando con Walter, del blog Bondad Vulnerable, a quien tengo entre mis recomendados hace buen tiempo.
El juego comienza con la publicación de uno de nosotros, dejando los puntos suspensivos a disposición del otro. Esa es la mejor parte: no saber lo que nuestro compañero sumará al relato.

Veamos que pasa. Arranco:

La melodía no deja de sonar. Es molesta (al menos en esta situación).
Hace algunos minutos que espera respuesta y del otro lado de la línea solo se oye esa patética versión de “Para Elisa”, como si la estuvieran ejecutando con una licuadora. Deprimente.
-¿Si…? –al fin el tipo del conmutador vuelve al teléfono.
-Eh… si, acá todavía estoy… esperando la señal de fax… -impaciente juega con el encendedor.
-Mmm… seguro que lo dejaron sin el automático, señor. Espere que pruebo con otro… -dice el telefonista, con forzada cortesía.

¡Por favor… Otra vez esa musiquita no! Y otra vez la espera…
Es una leve agonía, pues a partir de ese fax, del otro lado responderán (si su petición es “coherente con el sistema”, claro).
Tranquilo, Emilio… tranquilo –se dice, en tanto aguarda ese horrible tono que indica que puede dar señal para enviar el documento. –
No esperarás más que durante todos estos años. Qué más da…
Presiona el botón “Altavoz”, para continuar la comunicación sin utilizar las manos y comienza a abrir un paquete de cigarrillos.
La primera vez fue la peor, si mal no recuerdo. Esa oportunidad, seguramente por ser un mocoso, me hizo parir de sufrimiento!
Je… No podía sostener ni el pucho, de nervios. Y el viejo del locutorio se dio cuenta.
Recuerdo que me dijo: “Todo va en orden, pibe”. “¿Qué carajo sabrá este viejo choto?” pensé en aquel momento. ¡Y claro que no sabía nada, pobre!
Con el tiempo me hice un poco más bicho. Tomé confianza; en mí mismo, principalmente.
Repetía el procedimiento, todos los lunes y por una especie de cábala, en el mismo locutorio (no me había ido mal ahí). A decir verdad, era una cábala a medias: el viejo de un día para otro desapareció; se habrá muerto, qué se yo. Después lo atendía la viuda, creo.
“Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrriiiiiiiiiiiiiiiiiiiiirrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr…” sonó la señal.
Ahora botón verde, lo de siempre.
El papel se desliza por el telefax. Solo son unos segundos.
Finaliza la comunicación, emite el informe correspondiente. Hacia el final del mismo:
“Resultado – OK”
Ya está. Ahora ha de esperar respuesta.